21 de julio 1987
Murieron lanceados el Arzobispo Católico Alejandro Labaka y la monja de la misión Laurita, Inés Arango por un intento desafortunado de contacto con un grupo indígena en aislamiento con el fin de evitar posibles encuentros letales con trabajadores petroleros que empezaron a invadir con militares su territorio. Se puede decir que el trabajo de Labaka se consideró el primer intento occidental por preservar el territorio de los pueblos indígenas en aislamiento.