Desde el momento en el que el Presidente Rafael Correa canceló la Iniciativa Yasuní-ITT que buscaba mantener el crudo bajo tierra, para salvaguardar la vida de pueblos en aislamiento, conservar la incomparable biodiversidad por metro cuadrado del parque y diezmar el cambio climático, el gobierno hizo un sinnúmero de ofrecimientos para brindar la máxima protección del parque: que se afectaría el 1×1 000 del parque; que se respetaría la zona intangible; que solo se harían senderos ecológicos, entre otros.